Cuatro colegas reúnen dinero para una partida clandestina de póker de alto nivel. A pesar de que parecían tener todas las de ganar, terminan debiéndole medio millón de libras a uno de los más peligrosos mafiosos de la ciudad.
Dos antiguas escopetas, mucha suerte y muy pocos escrúpulos son todo lo necesario para saldar la deuda.



Lock & Stock sentó las bases del lenguaje audiovisual y narrativo de Cerdos y diamantes.
Aunque el argumento de base no tiene nada que ver, somos testigos de las mismas guerras caóticas entre criminales, donde cada delincuente es más carismático que el anterior.
Por supuesto, todo esto nos viene servido con el aderezo del buen humor inglés, ácido, crítico y a veces incoherente que tanto nos gusta.

Técnicamente es bastante buena. el director mantiene siempre la acción en su punto más alto sin llegar a cansar al espectador en ningún momento, y el director de fotografía le da un tono muy particular a la película, decantándose por una estética plagada de colores terrosos y desgastados.
El resultado sonoro es tan bueno como el visual y la BSO no decepciona para nada.

De entre todos los intérpretes hay tres que elevan el nivel de la cinta considerablemente: Nick Moran (nuestro carismático protagonista), Jason Statham (siempre genial, le pongas donde le pongas) y Frank Harper (que ya llamó mi atención en "The Football Factory")


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